Palpe tu olor en mi hombro..
Sentí tu fuerza y me deleite en ella;
colisionamos en el calor del momento y la neblina de la ventana, me miraste, te mire, me miraste mas de cerca, y tus ojos fueron dos espejos de agua, cada vez mas grandes; espere lo inevitable, y mis labios temblorosos colisionaron con los tuyos, peleaban, danzaban entre caricias y mordidas, cuan dulce y salvaje dolor - ¡mmm!mi dulce chocolate-, chocábamos nuestras lenguas y me apoyaba levemente entre tus dientes, susurre en tu oído mi adicción a tu piel, te paseaste por mi cuello y mis senos, hasta llegar a mi ombligo, abrasaste mi espalda, ¡jumm! te divertías descubriendola con una mano, y con la otra, recorrías mis piernas.
Amaba el peso del deseo con los ojos cerrados y la oscuridad antemano, confabulamos en tus sabanas blancas que aguardaban por nosotros; recuerdo la profundidad de tu espalda con mis uñas y gemidos, nos quemamos en el agua, y las velas se fundían en fuego, febriles al compás de nuestro vals, escuchaba tu aliento lujurioso con las gotas de sudor resbalando nuestros cuerpos, perdiéndose entre dueños. Me tomaste en tus manos como fruta madura, derramabas calor y pasión en mi nuca, estaba frente a la cama blanda y los temblorosos sacudían tiernamente mi cuerpo, y tu cuerpo.
ahorque las sabanas con mis manos -¡vamos cariño!-, sube por entre mis piernas con tu abrazo perfecto, seamos uno en el exilio del placer pecaminoso, despierta mis sentidos, elevame a tocar un cielo inalcanzable, quitame el aliento, y si nos ahogamos ese sabor exquisito tensa los cuerpos ardidos por el deseo hasta el final, pero...
Los rayos dorados del alba iluminan mi rostro lentamente, acabando la intensidad, como quien empera el desasosiego con cierta picardia traviesa, ese fue mi secreto un sueño guardado en los pasajes de la memoria.






